Emile Coué acuñó esta ley. Es en realidad algo que todos sabemos pues es una de las cosas más básicas de la mente humana. Hay noches por ejemplo en que no podemos conciliar el sueño. Mientras más tratamos de quedarnos dormidos, más difícil nos resulta quedarnos dormidos. El sólo hecho de esforzarnos nos impide dormir. El sueño llega cuando dejamos de esforzarnos o cuando estamos tan cansados de esforzarnos que sin darnos cuenta nos quedamos dormidos.
Emile Coué descubrió esta ley solo hace unas cuantas décadas. Patanjali lo sabía ya hace más de dos mil quinientos años. Él habla –refiriéndose a la postura que hay que adoptar para meditar- de “Prayatna Shaithilya” o la relajación del esfuerzo. Patanjali dice, “Si te esfuerzas demasiado no te resultará; no te esfuerces y sucederá”.
Cuando uno se dice a sí mismo, honestamente, “Si me quedo dormido, bien. Si no, bien también. No voy a luchar”. Esta actitud, produce resultados maravillosos. A través del esfuerzo podrás llegar a China, pero no conseguirás acceder al Nirvana. A través del esfuerzo, sin duda alguna, podrás conseguir cosas de este mundo: un trabajo, una casa, un auto, un marido, una esposa, hijos, riquezas. Sin esfuerzo no es posible. Nadie se puede quedar sentado esperando que le llegue dinero para comprar lo necesario para vivir o para ser parlamentario o presidente de un país, especialmente si quieres ser presidente de un país. El esfuerzo es indescriptible y el desgaste también. La competencia es terrible y eso ocurre cada vez que todos intentan llegar al mismo lugar y si uno lo hace caballerosamente sin duda no lo logrará. En la política la caballerosidad no cuenta. La descalificación, la agresividad y la manipulación son la moneda de cambio. En este terreno se avanza pisando sobre los otros. No existe otro camino.
Los métodos del mundo son el esfuerzo, la voluntad y a veces la violencia. Si relajas la voluntad alguien pasará por sobre ti. Si uno quiere triunfar en el mundo no hay que escuchar a Patanjali; es mucho mejor estudiar a Machiavelo para aprender astucia. Aprenderás como explotar a otros, como ser despiadado y alcanzar posiciones, prestigio, poder y todas las cosas del mundo. Pero si quieres ir más allá y conseguir las cosas que no son de este mundo, tienes que hacer justamente lo contrario: relajar el esfuerzo.
Con esfuerzo puedes conseguir un marido o una esposa, pero no podrás forzar el amor. Si no amas a una persona, simplemente no la amas. No hay nada que hacer. Puedes intentar amar a alguien, te puedes esforzar, pero el resultado será justamente lo contrario. Acabarás odiándola. Posiblemente te sentirás mal, culpable de no amarla, como si hubieses hecho algo mal. Hay que sentir y uno no se puede forzar a sentir. Buda se esforzó y esforzó por iluminarse durante siete años, y ¿por qué no? Era un príncipe. Fue formado para ser rey. Dejar el palacio fue fácil, abandonar el reino tampoco fue muy difícil, pero ¿deshacerse de los contenidos de la mente? Eso si es difícil. Durante siete años intentó alcanzar la iluminación a través de pura fuerza de voluntad. Hizo todo lo humanamente posible. Lo hizo todo, pero no sucedió nada. Y un día desistió. Esa misma noche se iluminó pues relajó el esfuerzo. Sólo sucedió cuando se entregó, cuando dejó de luchar.
Y de eso se trata la relajación del esfuerzo. Sólo permite que suceda lo que tenga que suceder y la mente se enfocará hacia lo ilimitado.
La mente tiene horror a lo ilimitado pues representa un vacío. La mente es muy inteligente respecto a lo limitado. Si piensas sobre poder y política o si piensas sobre dinero, la mente estará a gusto, se sentirá inteligente, porque es un pensamiento limitado, pero si piensas sobre Dios, se produce un vacío… ¿Qué se puede pensar sobre Dios? Si uno puede pensar sobre Dios entonces Dios deja de ser Dios. Si piensas en Dios como Cristo, lo has limitado perdiéndose la belleza del misterio, de lo ilimitado.
Coué la bautizó como la Ley del efecto contrario. Patanjali dijo lo mismo cuando habló de la relajación del esfuerzo.
Afectuosamente
Gustavo Ponce L.
Fundador Yogashala
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