La meditación no es concentración sino relajación; simplemente te relajas en ti mismo. Cuanto más te relajas, más abierto te sientes, y más vulnerable. Estás menos rígido, más flexible y, de repente, la existencia empieza a penetrarte. Ya no eres como una piedra sino que tienes ranuras. Relajación significa dejarte llevar a un estado en el que no haces nada, porque si haces algo, seguirá habiendo tensión. Es un estado de no acción. Simplemente te relajas y disfrutas de la sensación de relajación. Relájate, cierra los ojos y escucha todo lo que ocurre a tu alrededor. No sientas que algo te está distrayendo; en el momento que sientes que algo te distrae, estás negando lo divino. Ahora ha llegado hasta ti como si fuese un pájaro. ¡No lo rechaces! En el momento siguiente puede hacerlo en forma de un perro que ladra, un niño que llora y grita o un loco que se ríe. No lo niegues, no lo rechaces.
Acéptalo, porque cada vez que rechazas algo te estás tensando. Todas las negaciones provocan tensión. Si quieres relajarte, el camino es la aceptación. Acepta todo lo que esté sucediendo a tu alrededor; deja que sea un todo orgánico. Aunque no lo sepas, todo está interrelacionado. Esos pájaros, esos árboles, ese cielo, este sol, esta tierra, tú, yo... todo está relacionado. Es una unidad orgánica. Si desaparece el sol, desaparecerán los árboles y los pájaros; si desaparecen los pájaros y los árboles, desaparecerás tú; no seguirás existiendo. Esto es la ecología. Todo está íntimamente relacionado con lo demás. De manera que no niegues nada, porque en el momento que niegas, estás negando algo tuyo. Si niegas a esos pájaros que cantan, estás negando algo de ti.
Cuando te relajas, aceptas; la aceptación de la existencia es la única manera de relajarse. Si te molestan las pequeñas cosas, entonces es que te molesta tu actitud. Siéntate en silencio, escucha todo lo que está ocurriendo a tu alrededor y relájate. Acepta, relájate y de pronto sentirás una inmensa energía que nace dentro de ti. Sencillamente acepta la vida, relájate y de repente sentirás que tu respiración se vuelve más profunda. Se vuelve lenta, rítmica, casi la puedes disfrutar y proporciona cierto deleite. Después te darás cuenta de que la respiración es el puente entre tú y la totalidad.
Osho
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